sábado, 13 de abril de 2013

LGI

Esta Gran Invocación crea una corriente estupenda de energía que inunda los corazones de los aspirantes, discípulos e Iniciados, y llega a... Dios. Este es el momento más sagrado del año, el momento en que la humanidad y la divinidad toman contacto. En el momento exacto de la Luna Llena, el Buda pasa a Cristo la energía de primer rayo -Voluntad- que Cristo recibe y cambia en Voluntad al Bien. Cristo es el gran celebrante, extiende Sus manos, toma el cuenco, lo alza sobre Su cabeza y luego lo pone de nuevo sobre la peña. Entonces, los Maestros cantan himnos sagrados y el Buda, el Gran Iluminado, después de bendecir a la muchedumbre desaparece lentamente en el espacio.

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