Nuestros cuerpos sutiles, cuyas energías juntas conforman el Huevo áurico, ‘se ensucian’ en la vida diaria, comparablemente a como se ensucia nuestro cuerpo físico. Así como bañamos nuestro cuerpo físico con agua y jabón para lavarlo y limpiarlo, de la misma manera es necesario ocuparse también de la limpieza ‘energética’ de los vehículos ó envolturas sutiles.
¿Qué pasaría si no bañamos nuestro cuerpo físico durante semanas, meses, ó hasta años…? ¿Impensado, no…? Pues bien, imaginemos el estado en el que se pueden encontrar nuestros “cuerpos sutiles” si nunca nos encargamos de limpiarlos… Esta falta de interés en la limpieza energética de nuestros cuerpos sutiles se debe a que como no podemos verlos así como vemos a nuestro cuerpo físico, no nos damos plena cuenta del estado en el que se encuentran.
Ya que no podemos ‘ver’ el estado de nuestra aura, una de las señales que nos pueden ayudar a reconocer la necesidad de limpieza energética, es “lo que sentimos”. El ‘sentirse mal’, de variadas maneras, muchas veces proviene de la suciedad de nuestro campo magnético (aura). Pero esta es una indicación general, ya que no todos los individuos tienen el mismo grado de percepción y capacidad de auto-observación como para percibir ó darse cuenta del estado de su cuerpo emocional ó mental. Es decir que ellos mismos no se dan cuenta de cómo están a nivel energético sutil, no lo ven ni lo sienten… Es necesario un entrenamiento diario en la “atención” para observar y observarse en ‘cómo nos sentimos’ y en cuáles pueden ser las causas de ese sentir. Esto requiere de conocimiento, auto.observación y discernimiento.
Hay personas sensibles que pueden percibir las energías de otra persona con la que se encuentran, ó las energías de un ambiente. Al entrar, por ejemplo, a una casa donde suele haber peleas familiares y malestar, pueden percibirlo sintiendo esas energías en sí mismos, por que las vibraciones astrales y mentales emanadas por los que viven en la casa están impregnadas en el ambiente, los objetos, paredes, piso, techo, etc., y estas vibraciones impactan en el campo magnético del ‘sensitivo’ que entra a la casa. El ‘percibir’ estas energías no implica “ensuciarse”, es decir infectarse energéticamente, ya que luego de percibir, al irse de la casa, el sensitivo puede recobrar su estado energético original, propio, y no percibir más aquello, al no estar más en ese ambiente.
Puede suceder que las ‘sensaciones’ persistan un poco aún después de haberse retirado del ambiente afectado, pero al cabo de un rato deberían desaparecer naturalmente. También puede ocurrir que al retirarse de la casa y recuperar el estado natural de la propia energía, el sensitivo se ponga en contacto nuevamente con las energías densas de aquella casa con solo pensar en ello. Esto ocurre por que en los planos astral y mental la distancia física no es barrera. Podríamos decir que: “allí donde ponemos el pensamiento, allí estamos”, como también: “en lo que piensas, te conviertes”. Pero tan solo con dejar de pensar en ello, la energía percibida se retira, recuperándose el estado de energía natural propio. Pero si al irse de la casa el visitante, sigue sintiendo el malestar, y no se le va, esta puede ser una señal de que se ha “contagiado” su campo magnético con energías de la casa que visitó, esto ocurre cuando ciertas energías se adhieren al campo magnético y no se van fácilmente. Es en este caso que deberá proceder a limpiarse energéticamente, de lo contrario las energías absorbidas estarán influenciando negativamente en su sentir, pensar y obrar en la vida diaria. Esto último ocurre muy a menudo en muchas personas, las cuales son “sensitivas inconscientes”, es decir, que no saben lo ‘sensible-perceptivas’ que son, y andan por la vida sintiendo y absorbiendo energías de otras personas y de lugares, sin jamás sospechar que lo que sienten ‘no les pertenece’, que lo han absorbido, convirtiéndose en ‘suciedades en su campo magnético’. Esto les ocurre a muchas personas. ¿Podemos ver la importancia que tiene tomar consciencia de este tema y aprender a limpiarse energéticamente?
Hablamos hasta ahora del “sensitivo” que ha visitado la citada casa. Veamos ahora qué ocurre con las personas que “viven” en esa misma casa. Aunque lo quisieran, les sería difícil superar las situaciones discordantes por que ya el ambiente del hogar está vibrando con una cualidad negativa de vibración (generada por ellos mismos), lo cual influye en todo momento en quienes viven en dicha casa. Como vemos, es como “un círculo vicioso”, y si bien decimos que es ‘difícil’ elevar las vibraciones en un ambiente tan adverso, ello no es imposible. De gran ayuda será, además de “desear cambiar para bien”, limpiar el ambiente energético de la casa, y hay muchas formas de hacer esto, con fe y persistencia, ya que una casa puede necesitar más de una limpieza energética para cambiar su vibración.
La tarea principal en cualquier limpieza energética, y por donde hay que empezar, es por cambiar la vibración en ‘uno mismo’; esto puede hacerse de muchas maneras y valiéndose de distintas herramientas, pero esencialmente es la toma de consciencia de la Verdad del Ser, en forma ‘Presente’, lo que eleva la vibración en forma segura y más perdurable.
Además de la toma de conciencia de uno mismo como ‘Luz’ (el Ser) para elevar la vibración, puede ayudar también si mantenemos limpio energéticamente el hogar donde vivimos, y si no podemos hacerlo como quisiéramos por que las personas que conviven con nosotros no creen en estas cosas y se niegan a cooperar, al menos sí podemos limpiar energéticamente nuestra propia habitación.
Para cambiar la vibración, hay que centrarse en el YO VERDADERO y comenzar por vigilar nuestros pensamientos y emociones, no permitiendo que se “disparen” solos en cualquier momento generando bajas vibraciones. Esta es la tarea básica.
Para quien recién se inicia, puede parecerle una labor imposible “controlar” los pensamientos, ya que estos fluyen permanentemente, pero no es imposible. Controlar no significa aniquilar ó matar los pensamientos. Nuestra mente pensante está “habituada” a pensar, y por lo general este mecanismo repetitivo del pensar está vinculado a emociones también mecánicas; es decir que al dispararse una emoción, esto trae inevitablemente pensamientos asociados a dicha emoción, y a la inversa, a veces un pensamiento que surge puede atraer también una emoción afín, extraída del almacén de la memoria. Así funciona habitualmente la persona humana, le podríamos llamar “el hombre mecánico”, ó la mente mecánica, ya que actúa por hábito.
La memoria, el recuerdo y la comparación forman parte de la mente mecánica. El cambiar esa mecanicidad, es cambiar hábitos de respuesta internos. ¿Cómo hacerlo? Comencemos por comprender estos temas, conocernos más y mejor, observándonos, y no permitamos que “los pensamientos nos actúen”, esto significa que aunque al principio es inevitable que los pensamientos mecánicos (por lo general negativos) lleguen, sí podemos evitar que prosigan ó que se conviertan en acción. Esto sí está en nuestras manos. Luego, con el tiempo, el plano mental y emocional se limpiará y armonizará de tal forma que la mente dejará de ser mecánica, estará más lúcida y meditativa, y se convertirá en “canal” para la afluencia creativa de energías espirituales.
Por lo tanto, las ‘suciedades’ que se impregnan en nuestros cuerpos sutiles tienen que ver, con energías de emociones y pensamientos, principalmente; y estos pueden provenir de 2 lugares: del interior de la propia persona, siendo las energías contaminantes de su propia creación, y del exterior, es decir, de energías astrales y de pensamiento de otros, así como de ambientes y sitios impregnados con bajas frecuencias de pensamiento-sentimiento donde uno ha estado. En ambos casos, tanto si la suciedad proviene del interior como del exterior (ó de ambos), la limpieza es necesaria.
Por lo tanto, las ‘suciedades’ que se impregnan en nuestros cuerpos sutiles tienen que ver, con energías de emociones y pensamientos, principalmente; y estos pueden provenir de 2 lugares: del interior de la propia persona, siendo las energías contaminantes de su propia creación, y del exterior, es decir, de energías astrales y de pensamiento de otros, así como de ambientes y sitios impregnados con bajas frecuencias de pensamiento-sentimiento donde uno ha estado. En ambos casos, tanto si la suciedad proviene del interior como del exterior (ó de ambos), la limpieza es necesaria.
La limpieza energética personal debería efectuarse a diario, como mínimo, teniendo en cuenta que en la vida diaria nos encontramos en situaciones, en ambientes y con personas que emiten vibraciones de sentimiento y pensamiento de todo tipo que impactan en nuestras auras, sin que en el momento nos demos cuenta y el resultado de esto es que nuestros campos magnéticos terminan afectados, infectados energéticamente. Es necesario, con cierta periodicidad, limpiar energéticamente el hogar donde vivimos, y los sitios en los que pasamos gran parte de nuestro tiempo, como nuestro lugar de trabajo, etc, Eso es muy importante porque las suciedades energéticas traban el libre fluir de la vida y de los buenos planes que podemos tener.
Existen muchas y variadas técnicas que pueden ser útiles y eficaces para efectuar una limpieza áurica, pero no todas las técnicas limpian de la misma manera y en la misma profundidad. El estudiante debe experimentar por sí mismo, y emplear las que considere más apropiadas según su necesidad. Esto requiere por un lado de práctica, estudio y perseverancia, y por otro lado de auto.observación y discernimiento.
La MEDITACIÓN, por ejemplo, es una práctica que conduce a la alineación de la persona humana con las energías de su Yo Superior. Al producirse esta alineación, los cuerpos inferiores reciben la afluencia de las energías espirituales, lo cual eleva las vibraciones, y la consecuencia de esto es purificación y limpieza.
Por lo tanto la meditación es una herramienta válida. Técnicas de imposición de manos donde se canaliza energía, como por ejemplo REIKI (ú otras…), también elevan las vibraciones produciendo purificación y limpieza. Pero la mayoría de estas prácticas mencionadas producen un determinado grado de limpieza “por añadidura”, es decir, como consecuencia ó efecto. Pero aquí nos ocupamos de conocer que existen técnicas directas de limpieza, es decir donde nuestra intención está puesta directamente sobre la limpieza. Cuando practicamos técnicas con ‘intención clara’ hacia el propósito deseado, el efecto y resultado se potencian. Es necesario emplear estás prácticas por que algunas infecciones energéticas son “pesadas” y rebeldes (no se quieren ir…) y necesitan ser “expulsadas” del aura. Por eso, además de la meditación, el reiki, etc., aquí proponemos practicar técnicas con intención directa de limpieza. (Hay ciertas ‘esencias florales’ que pueden ayudar a la limpieza energética).
Una técnica simple y efectiva, para la limpieza del huevo áurico, es pedir (con las palabras de cada uno, y según sus creencias) que se limpien nuestros cuerpos y nuestra aura, y una vez pedido, quedar en meditación de silencio, sin ser molestados, durante unos 10 minutos. Cuando sentimos que ha finalizado, pedir (en pensamiento) que las energías liberadas sean elevadas a donde correspondan que estén según la voluntad y sabiduría divinas (o pidiendo que sean transmutadas según la Voluntad Suprema).
La razón de permanecer en silencio interior después de pedir (ó afirmar) por la limpieza, es que la simple “intención” clara pone en acción a las energías superiores, que son las que descienden para producir la limpieza energética. Por eso, lo único que hacemos es el pedido o afirmación consciente, y luego el silencio dando lugar a que ello ocurra, ya que en ese momento lo que ocurre ya no está en nuestras manos, lo realiza el Yo Superior (y los ayudantes invisibles). Es decir: pedimos y sabemos con fe que esto resulta!. Cuanto más se practican estas limpiezas, más efectivas se vuelven.
También existe la posibilidad de pedir ser limpiados energéticamente durante la noche mientras nuestro cuerpo físico duerme. Si lo pedimos antes de dormirnos, esto ocurrirá durante la noche.
Para evitar que nos suceda: evitar ensuciarnos energéticamente o “infectarnos” de vibraciones indeseables. Si por ejemplo vamos a asistir a algún sitio del cual sabemos, que es denso ó bajo energéticamente podemos meditar con la intención de “protección energética” antes de partir hacia ese lugar; (decir simplemente: “meditación de limpieza”, y quedar en silencio meditativo unos minutos). Esto “también funciona”.
Ser conscientes y tomar la responsabilidad de mantenernos ‘limpios’ energéticamente, en nuestro campo magnético, es un beneficio no solo para uno mismo, sino también para nuestro entorno.