miércoles, 19 de mayo de 2010

El CAOS es lo que da lugar a la TRANSFORMACIÓN...





No todo es lo que aparenta ser. Reacciona.
No reniegues de tu presente, compréndelo. Los errores no existen.
Estás en el lugar exacto donde tenéis que estar. Nadie te abandonó a la suerte de tu destino.
Mira en tu interior, sois un alquimista.
Tenéis el majestuoso poder de transmutar las vibraciones de tu entorno.
Vamos, con fe. Esto ya lo sabías, recuérdalo. Aviva tu antorcha, sostenla bien alto y firme.
La existencia quiere que estés allí, en medio del caos, para sembrar esperanza.
En este preciso instante, estás parado en el lugar indicado para
ayudar a transformar al mundo. ¿No crees en lo que digo?
El vaso, para llenarse, necesita de todas y cada unas de las gotas.
Es cierto que, en relación con el tamaño del recipiente, un agota parece
insignificante, pero... ¿qué pasaría si las gotas desistieran de sumar?
El agua nunca podría derramarse.
Somos gotas que damos vida al río de la existencia.
Nuestro aporte tiene un valor único, incalculable.
¿Te estás preguntando por qué te envío este mensaje?
Te empujo para que me actives. Estamos interconectados. Necesito que te muevas,
para poderme mover. Si iluminas, ilumino. El entramado cósmico es tan
extenso que genera la sensación de que estamos separados, pero
nuestras fibras están más que unidas. Cuando ayudas, también te estás ayudando.
Nos movemos juntos, en un solo movimiento sincrónico y perfecto.
Los trabajos son excusas para plasmar nuestra esencia. Donde quiera
que estés, suma de manera creativa. Cuanto más difícil el entorno,
señal de que tienes buena madera. Estás precisamente ahí, en el ojo
del vendaval, porque saben que sois capaz de aplacar tormentas.
¿Por qué pones esa cara, piensas que estas palabras no son para ti?
¿Acaso tu trabajo parece insulso, poco trascendente? Ése es el otro
extremo del desafío. Si nada parece pasar en el lugar donde estás,
es tu deber transformarlo. Hacer de lo ordinario algo extraordinario,
es portar la magia seductora de un gran alquimista.
Vine a tu encuentro, una vez más, por amor. Honro tu esfuerzo.
Admiro tu entrega. Valoro tu constancia. Que este enorme abrazo
cristalino, que te brindo desde el alma, te anime a seguir marchando.
Tenlo siempre presente en tu interior: fuiste convocado a un entorno
de caos para que brille la calma de tu luz.

Julio Andrés Pagano

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